lunes, 15 de diciembre de 2014

Primera memoria, de Ana María Matute


 
Es un gran error decir que el niño es un proyecto del hombre; yo pienso que es al revés: que el hombre es un trocito del niño que fue, porque a lo largo de la vida, si cambiamos, siempre es para empeorar”
 
“El niño está siempre solo. Es, quizás, el ser más solo de la creación”
 
(Ana María Matute)
 
 
Primera memoria - Ana María Matute Si ya es difícil para cualquier niño el paso de la infancia a la adolescencia y el descubrimiento del mundo de los adultos, para Matia, la protagonista de esta novela, se hace aún más complicado por el momento y las circunstancias históricas y familiares que le han tocado vivir.
 
Nos encontramos en 1936, supuestamente en Mallorca, y la Guerra Civil ya ha comenzado. Y, aunque en esta isla la contienda duró poco, –pues desde el principio triunfó en ella la sublevación militar-, la guerra  y sus consecuencias marcan a todos los personajes. No vemos la guerra en primer plano, podríamos decir que en la isla se vive ya la posguerra: hay vencedores, vencidos, y represión para los segundos.
 
Matia vive en casa de su abuela, donde también viven su tía Emilia y su primo Borja, de su misma edad. No tiene referentes paternos sólidos: de su madre tiene un recuerdo difuso, y su padre, –“un rojo”-,  está en el frente, del lado republicano, y es denostado por la familia materna.
 
El ambiente para ella es opresivo, y lo que va descubriendo del mundo de los adultos, más aún, de unos adultos en guerra, la asusta. Se refugia en sí misma, en sus lecturas infantiles y en su muñeco Gorogó. Porque, además, el mundo de los niños-adolescentes de su edad ya no es tampoco un refugio seguro: Borja y sus amigos reproducen, en sus juegos, los odios, los bandos y las guerras de sus padres.
 
Mucho más se puede decir de esta novela, maravillosamente escrita, en mi opinión. Creo que dará pie a una interesante y participativa tertulia.
 
Me ha gustado mucho este estudio de la doctora Mª Luisa Pérez Bernardo, profesora asociada en la Universidad de Dallas:
 
 
Y este artículo sobre la novela en la revista digital La Torre de Babel:
 

1 comentario:

Diente de león タンポポ dijo...

Es un gran libro, lleno de matices, pero sobre todo de sombras y silencios que poco a poco van creando un ambiente de pérdida, dolor, amargor.

La niñez es ese tiempo de pureza en que se ignoran los feos secretos de los mayores. Con Matia poco a poco conocemos la oscuridad de su familia y vemos cómo su alma se va manchando, hasta volverse opaca.

Un libro maravilloso, sin duda. como la autora.

Un abrazo. Toñi